jueves, 17 de abril de 2014

           
     El Libro Negro del INADI
o
 La Policía del Pensamiento

Por Cristián Rodrigo Iturralde



       "Si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato", advertía el Cardenal Richard Cushing en 1959, refiriéndose al dictador Fidel Castro, en el marco de la expropiación de fondos de la Iglesia por parte de la naciente revolución cubana que ya perfilaba su clara condición comunista. Sucede a veces, que el espesor de la iniquidad y la inmoralidad es tan grotesco, que resulta increíble, confundiendo a algunos de tal forma que rehúsan luego a creerla o bien terminan por pensar lo contrario. Así, algunos, ingenuamente, creían ver en aquellos levantamientos anticapitalistas una revolución restauradora, muy a pesar de todo indicio y evidencia que indicaba lo contrario.

            La sabiduría, es claro, no urge necesariamente de ropajes retóricos o intelectuales para poder expresarse con precisión y holgura. Cuando conocido dicho popular recomienda taxativamente ¨no pedirle peras al olmo¨, actúa también advirtiendo una realidad empírica y científica, declarando en forma sencilla, y a todos inteligible, un principio de orden práctico válido e imperativo, aplicable y seguido por los pueblos salubres y todas las grandes civilizaciones de la historia. Máxime en asuntos tan caros a nuestra sociedad como la política y la defensa de los DD.HH. No obstante, tal sapiencial y elemental consejo ha sido desoído cómplicemente por hombres de toda talladura.

           A nadie deberá sorprender, por tanto, encontrar al INADI, sus funcionarios y socios, envueltos directa y desembozadamente en casos de corrupción, evasión fiscal, robo, intentos de homicidio, asesinatos, terrorismo, infanticidios, trata de personas, proxenetismo, narcotráfico, drogadicción, secuestros, arbitrariedades, persecución institucional, política, ideológica y religiosa, discriminación, campañas de difamación, operativos de desinformación, enfrentamientos callejeros, violencia inaudita, insultos, despidos, borocoteadas y lubertinadas, etc. Pues no puédese omitir a este propósito el hecho sustancial de que el mentado organismo y sus titulares son creaturas, muy particularmente, de Horacio Verbitzky y Nestor Kirchner; el uno ex líder terrorista y el otro notorio corrupto y fratricida social. A ellos hay que sumar una obsecuente pleyade de laderos de símil estatura moral, como Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto, Eugenio Zaffaroni, Oyarbide, Isaac Jacobo Grossman y Eduardo Luis Duhalde, entre tantos otros.




           Y que no se diga ni se piense, siquiera por un instante, que estas acusaciones y denuncias provienen primeramente de sectores o personajes proclives a la exageración o mismo de disidentes políticos y/o de parte de la parcela más evidentemente perjudicada y vulnerada por la actuación o inacción del INADI. Pues las mentadas denuncias, en sus casos más graves, provienen casi exclusivamente del seno mismo del organismo (empleados y ex empleados, funcionarios y ex funcionarios de jerarquía). Cabrá citar como esclarecedor ejemplo de lo aseverado, las constantes y abruptas intervenciones que ha sufrido el organismo en todo el país por parte del Estado y el sinnúmero de gravísimos escándalos en los que la institución y no pocos de sus funcionarios se han visto envueltos.
            El hecho que casi ninguno de los presidentes del INADI (tanto nacional como de las delegaciones provinciales) haya podido concluir su mandato normalmente, sin escándalos, es altamente sugestivo, especialmente si tomamos en consideración que tratamos aquí con una institución nacional que se erige así misma –y aun es tenida por muchos- como principal valuarte de los DD. HH. y defensora de los axiomas democráticos. Esta estructura a todas luces endeble, fallida -y falluta-, es sostenida obediente y prolijamente por el Estado nacional, mediante decenas de millones de pesos provenientes de los exprimidos ad nauseam contribuyentes.

           A la fecha, son cada vez más los ciudadanos que cuestionan indignados el proceder y la existencia misma del organismo. ¿Es que existe acaso algún grupo mayoritario apoyándolo o simplemente una minoría de intereses espurios y sospechosos? La evidencia probatoria existente -y de acuerdo a lo investigado- impone categóricamente inclinarse por la segunda de las razones esbozadas. Queda claro que su sostén no es otro que el kirchnerismo y, sólo ocasionalmente, algún paria político en búsqueda de un puesto bien remunerado.
            Revisando detenidamente los hechos, incluso en el ámbito propiamente político-partidocrático, se colige claramente que, salvo por el oficialismo, el descontento y el rechazo al INADI es general y unánime. La izquierda, no obstante su coincidencia de principios de marxismo cultural, la acusa de persecución política e ideológica (particularmente de sionista) y, con sobrada razón, de lucrar con la bandera de los DD. HH. La derecha, a su vez, la acusa de utilizar los DD. HH. para perseguir al macrismo y a cualquier potencial opositor del kirchnerismo. Los sectores del judaísmo antisionista la acusan de callar las masacres del Estado genocida de Israel. Varias tribus indígenas lo acusan de discriminación y clientelismo político. Hasta los sufridos jubilados y la Asociación Argentina de Sordomudos les endilga faltas similares.
            En el ámbito propiamente institucional, cada nueva gestión del INADI acusa a la anterior de irregularidades. Pero también, empero, las acusaciones y graves denuncias provienen de funcionarios de una misma gestión, como en el lamentable y tristísimo de Morgado y Rachid (existen, no obstante, otros tantos a los que en breve aludiremos).
            El sector por lejos mas numeroso de la Argentina, los cristianos y católicos, le achacan el querer imponer por medio de la fuerza, el engaño y la persecución un nuevo orden moral, cultural y religioso ajeno a la idiosincrasia propia de la Argentina, a las órdenes de gobiernos y multinacionales extranjeras.

           Sí; parece una comedia de enredos, desencuentros y humor negro de Todd Philips o Guy Ritchie, pero, muy al pesar del pueblo argentino, no lo es.
           



1 comentario:

  1. Cristian, sabés donde puedo conseguir "El libro negro del INADI" y a qué precio? Muchas gracias. fboschf@gmail.com

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